Pero enfermó de malaria, y debió regresar a Lima para recuperar su salud.
Allí se perdió su rastro; diez años después, llegó al Perú una vaga noticia de su fallecimiento, posiblemente acaecido en un sanatorio mental (1926).
Su obra literaria, conformada por cuentos, artículos y crónicas, lo dejó dispersa en publicaciones periódicas.
[1] Luis Alberto Sánchez lo define como «un excelente cuentista, dueño de una prosa melódica», y considera que sus personajes «revelan intensos conflictos sicológicos».
[3] Un peruanismo que a diferencia de otros, se ha mantenido su uso en el Perú pese al tiempo transcurrido.