Jorge Luis Hernández
En 1966 reanudó y concluyó sus estudios de bachillerato en el Instituto Preuniversitario «Cuqui Bosch».Tomó parte como ponente en el Congreso “La novela a las puertas del siglo XXI”, celebrado en Buenos Aires en 1987.Realizó numerosos documentales, la mayoría de los cuales nunca llegaron a ser exhibidos en la televisión.Viajó a Guyana cubriendo la participación de una amplia delegación cultural cubana en un festival, y coincidió con la muerte de Forbes Burnham, de modo que, aunque se hizo el documental, no se presentó a los televidentes.Tampoco fue proyectado el que realizó a Oscar D’León cuando este visitó Cuba, e hizo luego declaraciones contra la Revolución que impidieron programar el filme.Conocer a José Soler Puig, el importante narrador santiaguero, acceder a su obra, le permitió adentrarse en el mundo de la literatura, relacionarse con otros jóvenes que también tenían aspiraciones de escritores, intercambiaban criterios y se trazaban proyectos.Como ha señalado su compañera Aida Bahr: Se da así a conocer como escritor en la promoción de escritores cubanos nacidos casi todos en las décadas de los cuarenta y cincuenta.[6] La crítica nacional coincide en resaltar la nueva visión sobre el socialismo y la novedosa estructura de la novela.Pasarían quince años antes de que volviera a publicarse algún nuevo libro suyo.Sobre esos años de silencio ha opinado su compañera Aida Bahr: En la segunda etapa literaria aparecen sus tres últimos libros: El relumbre del oro (cuento, 2003), La evasión de Cristián Pied(novela, 2005) y Últimos mensajes (novela, 2006).Las preocupaciones de Hernández vuelven a girar sobre la familia, pero hace mayor énfasis en los elementos mágico-religiosos, en la emigración y en el amor.Todos los cuentos de este cuaderno fueron escritos luego de 1995, excepto el que da título al libro y que apareció publicado en la revista Letras Cubanas en 1989.En ella Jorge Luis escribe sobre la identidad, la nostalgia que se siente al partir, obligados o no, al estar lejos, y el recuerdo vívido a través de elementos aparentemente insignificantes.La confusión y claridad de la memoria, del cuento “Memoria”, y las relaciones familiares que persisten de la primera etapa, reafirman la línea ideotemática que caracterizará toda su obra.Ajena a ese tipo de difusión escandalosa y vacía que él mismo rechazó, su obra continuará conociéndose, estudiándose en profundidad, ampliándose, incluso, con las páginas suyas que aún nos faltan por leer.