Por su gran amistad con el infante Juan se opuso al matrimonio del rey con Sibila de Fortiá y se rebeló contra su autoridad.
En 1380 luchó contra Bernat Alemany, señor de Foixá.
Las tropas reales aprovecharon el momento y entraron en el condado.
La condesa Juana intentó poner paz entre su marido y su padre, pero fue humillada por parte del último, y murió al cabo de pocos días (en 1384).
A la muerte del rey Pedro IV, el nuevo rey Juan I, gran amigo suyo, le devolvió el condado como administrador de su hijo.