A pesar de su juventud, le envió una copia del texto al gobernador general holandés, en Batavia.
En 1651, al serle solicitada una copia da su traducción para la Iglesia Reformada en Ceilán, (actual Sri Lanka), Almeida descubrió que el original había desaparecido.
En 1676, Almeida presentó su traducción del Nuevo Testamento al consistorio de la Iglesia Reformada en Batavia, para su revisión.
Almeida decidió así, sin autorización de los revisores, enviar una copia a Holanda solicitando su publicación.
A pesar de la reacción negativa del consistorio en Java, su versión en portugués del Nuevo Testamento fue finalmente impresa en Ámsterdam, en 1681 y las copias llegaron a Asia al año siguiente.
El gobierno holandés concordó con la insatisfacción de Almeida y mandó destruir toda la primera impresión.
Aun así, Almeida se reservó algunas copias en las que corrigió las alteraciones a mano.
La traducción del Antiguo Testamento fue al fin publicada en dos volúmenes en 1753 y en 1819, la Biblia completa en un solo volumen.