Cuando a los 18 años acabó el bachillerato, la muerte de su padre le obligó a ganarse la vida y estuvo en Inglaterra e Irlanda trabajando como profesor de francés; en 1886 se fue a la Argentina donde estuvo dos años y aprendió español; volvió a Francia y obtuvo como alumno en la École Pratique des Hautes Études varias becas para estudiar en Portugal y España; logrado el certificado de profesor de español, enseñó en Bayona y en varios institutos de Francia; por último fue profesor en el Collège de France; allí, en 1919, Alfred Morel-Fatio, muy enfermo, le nombró suplente de su Cátedra de Lenguas de Europa Meridional y desempeñó esa cátedra desde 1920 hasta 1925.
Se carteó con Julio de Urquijo Ibarra, Rufino José Cuervo, Ramón Menéndez Pidal, Domingo Miral y Pedro Arnal Cavero, e incluso con Joaquín Costa, quien le transmitió su gran amor por Aragón.
El hispanista Alfred Morel-Fatio sugirió a Saroïhandy estudiar la lengua original en el mismo país y en 1896 llegó a Graus, iniciando una relación con España que no se interrumpió sino con su muerte; durante treinta años veraneó en Aragón y otros lugares del Pirineo y recogió materiales dialectológicos de las diversas lenguas pirenaicas: aragonés, catalán, occitano y euskera; también navarroaragonés medieval.
Deseaba jubilarse para emprender trabajos más ambiciosos sobre el idioma aragonés, pero una dolencia hepática le sobrevino súbitamente y murió el 24 de junio de 1932, y su impresionante archivo personal, contenedor de los materiales compilados en largos años de viajes a pie o en burro por las más remotas aldeas de las dos vertientes pirenaicas, se depositó en la Universidad de Burdeos.
Recientemente Óscar Latas Alegre ha publicado parte del mismo, referente a la idioma aragonés, con el título Misión lingüística en el Alto Aragón (Zaragoza: Editorial Xordica-Prensas Universitarias de Zaragoza, 2005) e Informes sobre el aragonés y el catalán de Aragón (1898-1916) (Zaragoza: Aladrada-Prensas Universitarias de Zaragoza-Gobierno de Aragón, 2009).