La novela La muerte llama al arzobispo, de Willa Cather, está basada en su vida.
[1] Tras unos meses como coadjutor en su diócesis, Lamy solicitó unirse al obispo John Baptist Purcell, de Cincinnati, Ohio, Estados Unidos.
Tras un lento y laborioso viaje, Lamy llegó a Santa Fe en el verano de 1851, acompañado por el padre Joseph Machebeuf.
Su ortodoxia, así como su nacionalidad, no fue bien recibida por una parte del clero local que, capitaneado por el padre Antonio José Martínez, un destacado sacerdote de origen mexicano, se enfentó a muchas de sus reformas.
[3] Fue sucedido como arzobispo por Jean-Baptiste Salpointe, también originario de Auvernia.