Le fue concedido el Premio Rubén Darío, máximo galardón de las letras nicaragüenses, la Universidad Nacional Mayor de San Marcos le adjudicó el Premio Cesar Vallejo, la Universidad Mayor de San Simón y la Universidad de Arizona le rindieron homenaje invistiéndole doctor honoris causa, y el Congreso boliviano por unanimidad le concedió, en un acto legislativo sin precedentes, una pensión vitalicia, con rango de exmandatario constitucional.Su fallecimiento fue marcado por tres días de duelo nacionales y su funeral un evento estatal.La ascendencia de este poeta boliviano lo liga en línea directa, durante el periodo colonial en Charcas, a ese noble filántropo que fue el primer conde de Cotoca, galeno español que a principios del siglo XIX realizó una expedición para propagar la vacuna contra la viruela en vastas zonas indígenas de la América Meridional.También fue un escritor y orador sagrado, su tío abuelo, el venerable siervo de Dios Francisco María del Granado, un obispo admirado y querido hasta hoy por el pueblo boliviano por su vida dedicada a los más desfavorecidos, en especial a los indígenas.A esta familia además pertenece el reconocido abogado defensor de los derechos humanos y exalcalde de La Paz Juan del Granado; y su hermano, el analista hidrocarburífero y exvicepresidente de YPFB, Hugo del Granado.
Ante una multitudinaria concentración campesina que se realizó en Arani, municipio rural en el Valle Alto de Cochabamba, con
Paz Estenssoro
en 1942
Óleo sobre tela de Javier del Granado por Silvia Peñaloza