La procesión continúa en la tercera banda, separada por un registro sin relieve y se representan hombres desnudos que llevan ofrendas en cuencos, jarras y cestas.
Lo curioso es que andan en sentido contrario al de los animales.
Una figura con ropa ceremonial - probablemente un rey-sacerdote - aparece ante ella, detrás del anterior personaje, con la procesión acercándose tras él.
La importancia del vaso es capital para la historia de la humanidad pues narra por primera vez en imágenes una procesión y los ritos asociados al culto de una divinidad.
El gobernante es mostrado como la persona más relevante que se presenta ante Inanna o su suma sacerdotisa para demostrar su legitimidad y piedad durante el culto.