Jardines del Buen Retiro se llamó al área ajardinada pública de Madrid que a finales del siglo XIX ocupaba la zona del antiguo espacio de recreo del Buen Retiro colindante con la calle de Alcalá y el Salón del Prado, donde ya en el siglo XX se edificaron Correos (1918) y el Ministerio de Marina (1925-1928).
Con el deterioro de la zona residencial original a lo largo del siglo XIX, esta zona dejó de ser empleada con la finalidad inicial, mientras se iban urbanizando diversas áreas de las instalaciones primitivas, a excepción de lo que luego será conocido como el parque del Retiro.
En el callejero de Madrid de 1906, el citado extremo colindante con la calle de Alcalá y el Salón del Prado ya aparece nombrado «Jardines del Buen Retiro».
A finales del XIX se comienza a hablar en la prensa de los intereses inmobiliarios especulativos sobre dicho solar.
[4] También Arturo Barea, en el primer libro de su trilogía Forja de un rebelde cita: «Vamos también, a veces, a otros sitios de Madrid: al Retiro cuando hay música o a los jardines del Buen Retiro que están delante del Retiro».