[1] Tras la muerte de su padre, el señorío llegaría a sus manos por línea sucesora, pasando a ser desde entonces el IV señor de Benejúzar.
Durante su mandato como gobernador y su pronunciamiento a favor del Archiduque Carlos, defendió la ciudad de Orihuela de las tropas de Felipe V y animó y dirigió a sus paisanos para la resistencia.
El hecho de alinearse con la causa del archiduque le confirió una importante amistad con él y una gran confianza hasta el punto de ser invitado personalmente a su coronación como emperador del Sacro Imperio Romano Germánico.
El rey Felipe V ordenó ya acabada la guerra que se destruyera completamente su palacio de Orihuela, y sus pertenencias junto con las de su esposa fueron embargadas, teniendo que permanecer los marqueses de Rafal en el exilio.
Pero la Real Clemencia de Felipe V les devolvió sus propiedades, pudiendo regresar a España.