Las medidas de protección al Ministro y su familia fueron estrictas y en su seguridad participó el Coronel Ramírez y la DEA, quienes frustraron un primer intento de asesinato al Ministro en Medellín, lo que dio como resultado la captura del estadounidense Joseph Harold Rosenthal, alias Edward John Burn, relacionado con el lavado de dineros asociado al narcotráfico.
La Muerte del ministro Lara traería consecuencias desastrosas para Colombia y para los mismos mafiosos, quienes a su vez se convirtieron en objetivo militar, mientras el país se dividió entre quienes se dejaban comprar y aquellos que luchaban, muchas veces sin el apoyo institucional necesario, en contra de una mafia que aunque herida, era poderosa y que comenzó una escalada de homicidios contra líderes políticos, jueces, policías, periodistas y todo aquel que se opusiera.
Rápidamente el coronel Ramírez estuvo en la lista negra del Cartel de Medellín.
Pero también supo de la orden del capo para asesinarlo y el dinero que fue ofrecido para ello.
Los sicarios se acercaron al vehículo del Coronel y lo remataron delante de su esposa e hijos.
El coronel Ramírez fue asesinado un mes antes del que sería su ascenso a Brigadier General.