En 1949, Calderón se desempeñó como gerente administrativo del campamento petrolífero de la YPFB en Camiri, Santa Cruz.
En 1953 fue nombrado director y administrador general de la YPFB, cargo que sostuvo hasta 1956.
Poco después de asumir el cargo presentó un reporte a los Amigos de La Ciudad, una organización independiente, indicando que los recursos de la municipalidad apenas eran suficientes para «pagar salarios y comprar escobas para barrer las calles», lo que no le permitía iniciar obras urgentes.
Durante los siguientes años en la oposición, Otero publicó el semanario Servicio de Informaciones Confidenciales (SIC).
En la carta negaba las acusaciones y declaraba, «no pienso claudicar de mis ideas ni refugiarme en el transfugio y sí, más bien, continuar, como hasta ahora, firmemente leal y consecuente con mis principios, así como con el partido y las personas que representan mis convicciones políticas, ejercitando irrenunciables derechos naturales y constitucionales.» Otero pidió al Ministro que lo releve de los delitos políticos que oficialmente se le atribuían o que se someta su caso a los tribunales.