Participó en los encuentros y desastres que sufrieron ambas flotas durante la terrible tempestad posterior.
Rehusó transportar al ejército francés a Chesapeake cuando lo propusieron Washington y Rochambeau, considerando sabiamente que era demasiado riesgoso para su pequeña escuadra aventurarse en aguas donde había tan gran número de naves británicas.
Tampoco quiso mover su escuadra hacia Boston cono Washington y Rochambeau habían decidido en la conferencia de Wethersferd.
Eligió hacerse a la vela siguiendo el curso más seguro, a sesenta millas náuticas al este de Boston.
Como resultado de ella, la flota británica no pudo socorrer al general Cornwallis sitiado en Yorktown por los ejércitos de Washington y Rochambeau.