Ella protestó al considerar que su hijo era demasiado joven para asumir este cargo en tiempos tan problemáticos.
Según la carta real, estas tierras le habían sido concedidas como recompensa por la renuncia de su suegro, que figura como Iván Susanin, a revelar a los polacos la localización de la familia del zar.
A principios del siglo XIX, las cartas reales atrajeron la atención de la naciente historiografía rusa e Iván Susanin fue proclamado un héroe nacional ruso y un símbolo de la devoción del pueblo llano hacia el zar.
Según la leyenda, los polacos habían desplegado numerosos destacamentos para encontrar y asesinar al joven zar.
Gracias a ello, Mijaíl fue coronado zar y reinó en Rusia durante 32 años, fundando la dinastía Románov.
En 1838, Nicolás I ordenó la construcción de un monumento en Kostromá en honor a Susanin, pero fue destruido por los bolcheviques porque incluía una representación del zar.
Durante las celebraciones del tricentenario de los Románov, se interpretó repetidas veces la ópera Una vida por el Zar.
Sin embargo, sus argumentos fueron desestimados por estudiosos más ortodoxos, como Mijaíl Pogodin y Serguéi Soloviov.