Desde el embarcadero se pueden realizar varias rutas a pie para explorar la isla.
En 1811 la familia Villalonga obtiene la propiedad de la isla, que conservaría hasta 1934, volviéndola a recuperar en 1939.
En 1814 el Archiduque Luis Salvador realiza una descripción de la isla en su libro Die Balearen.
Durante años la isla se utiliza como escondite de contrabando entre Mallorca y la Península ibérica, siendo Valencia el nexo entre ambos territorios debido a la pobreza y hambruna durante la post guerra civil española.
Joan le llegó a ofrecer la isla de Sa Dragonera a Abel como un presente por su gran aportación como socio empresario dentro del negocio del contrabando que tenían conjuntamente.
En los meses de septiembre y diciembre se registran las precipitaciones más fuertes.
En 1580 se construye en sa Dragonera la Torre de na Pòpia a 352 metros.
Se conserva en buen estado y ha sido rehabilitada recientemente (año 2004) por el Consejo Insular de Mallorca.
A causa de las nubes y niebla que ocultaban muchas veces la luz del faro, éste fue desmantelado en 1910.
Actualmente todas estas instalaciones son utilizadas por el parque para atender al público, trabajos de gestión o como vivienda de los guardas, voluntarios y científicos que trabajan allí.
Si bien se puede explorar la isla libremente, hay cuatro grandes rutas marcadas.
La fauna terrestre de la isla incluye conejos, murciélagos y escorpiones, destacando la lagartija endémica: Podarcis lilfordi ssp.