En este sentido, tiene dificultades para hacer frente a su esposa, Marisa (Valeria Valeri), con su secretaria y amante Claudia (Catherine Spaak) y por su ama de llaves, Teresa (Elisa Mainardi).
Durante un viaje de negocios a Estados Unidos, su amigo Arthur (Rossano Brazzi) le muestra cómo resolver los mismos problemas.
Enrico decide entonces romper las relaciones con las tres mujeres y comprar un robot de Caterina que haga todo el trabajo, con la intención de vivir solo y no tener que responder ante nadie.
Caterina pierde todo control, y acaba por hacer un desastre en la casa e incluso tratar de matar a su amo, Elisabetta, presa del pánico, huye para no volver.
Frente al ingeniero, Caterina pretende comportarse para no ser eliminada y reemplazada, pero en cuanto el técnico vuelve a irse, Caterina le dice que no debe aceptar a ninguna mujer porque "ella ama", así que Enrico, cuando una chica americana lo llama para que él la invite, él se niega violentamente, temeroso de otra posible represalia del robot.