El grupo autóctono de Hokkaidō, los Ainu consideran al perro como un animal astuto, peligroso y algo humano.Otra forma de hacer un inugami es encerrando a varios perros en un lugar sin agua ni comida.[1] Una leyenda más específica afirma que una anciana que deseaba venganza contra un enemigo, enterró a su preciado perro en el suelo con solo su cabeza fuera, y dijo "si tienes alma, haz mi voluntad y te adoraré como a un dios".En las Islas Oki, el inugami hace el papel que el kitsune (zorro) desempeña en otras regiones de Japón.Se dice que una posesión por un inugami cura las enfermedades, o una mala salud, pero con el resultado del poseído actuando como un perro.