Y tal intelecto (epistēmē) es separable, sin mezcla e impasible, siendo como es acto por su propia entidad.
Aristóteles indujo que la distinción de acto y potencia (energeia / dunamis) también debe existir en el alma misma.
Como lo señala Herbert Davidson: Justo lo que Aristóteles quiso decir con intelecto potencial e intelecto activo, términos ni siquiera explícitos en De anima y, en el mejor de los casos, implícitos, y cómo entendió la interacción entre ellos sigue siendo discutible.
El intelecto en acto no es Dios, ni algo externo, sino que se encuentra dentro del género humano.
[5] Más tarde, ambas interpretaciones, las neoplatónicas y quizás otras, influyeron en el desarrollo de una importante literatura filosófica en lengua árabe, utilizando el término 'aql como traducción para nous.
[6] Los musulmanes más estrictamente aristotélicos (en particular Avempace y Averroes) escribieron acerca de cómo uno podría unirse con el intelecto agente (monopsiquismo), logrando así el nirvana filosófico.
[7] La razón de los aristotélicos islámicos y judíos para postular a un único Intelecto Agente externo es que los aristotélicos consideran que todos los seres humanos (racionales) poseen o tienen acceso a un conjunto de conceptos fijos y estables, un conocimiento correcto unificado del universo.
Este ordenador es el Intelecto Agente, la "mente" del universo, que hace posible toda otra cognición.
No debe confundirse con el "intelecto en acto", que es el resultado de ese desencadenante, y es más parecido al término psicológico "conocimiento activo".