Tan antiguas son que pueden señalarse antecedentes anteriores al establecimiento del Estado-nación en 1821.
Con la formalización de la línea divisoria entre el Estado guatemalteco y mexicano en 1882, los desplazamientos poblacionales no se vieron alterados.
Con el reparto agrario bajo el gobierno de Lázaro Cárdenas del Río, guatemaltecos avecindados en localidades chiapanecas optaron por la nacionalidad mexicana, con lo que se hicieron acreedores a una dotación de tierra.
Los registros gubernamentales son parciales, incompletos, con discontinuidades y, por si fuera poco, de difícil consulta.
Aunque la producción académica se centra sobre los flujos centroamericanos en el sur de México, hay análisis que amplían el horizonte.
[2] Las circunstancias sociales y políticas del momento fueron determinantes para que la atención general se centrara inicialmente, de manera particular, en los refugiados.
El proceso migratorio centroamericano al norte del continente crece, aumenta su complejidad social hacia México y Estados Unidos.
Un caso aparte son los panameños y los costarricenses; comunidades que, aunque han enviado algunos emigrantes a México, no emigran por los mismos motivos que, por ejemplo, los nicaragüenses y guatemaltecos.