En el caso tunecino, las relaciones durante el siglo XX fueron escasas en la primera mitad por la fuerte influencia francesa que mantuvo una actitud distante con el régimen dictatorial de Francisco Franco que gobernaba España desde 1939.
Con el fin del Protectorado francés de Túnez en 1956, parecía que podía revertirse la situación, pero el dominio del partido Neo-Destour, con una ideología socialista que depuso a Muhammad VIII al-Amin, último rey de Túnez, no ayudó a mejorar tanto las relaciones, si bien Habib Burguiba, presidente y primer ministro de facto de Túnez visitó España en 1957 y fue recibido con todos los honores.
[2] La presencia de tunecinos en España era tradicionalmente testimonial, comenzando el presente siglo XXI con apenas 814 personas con pasaporte tunecino censadas en todo el país, habiéndose casi duplicado en el anterior lustro.
Al ser Túnez un país mediterráneo, el país norafricano es foco y lugar de paso de la inmigración irregular que busca llegar a Europa.
Por esa razón, ya se firmó un primer acuerdo entre la Unión Europea y Túnez para la cooperación contra este tipo de inmigración en el marco de lo que luego se conocería como «Grupo 5+5».