Respecto a la imagen titular, el prelado celebró un concurso en 1679 para el que convocó a dos de los escultores más destacados del momento: Pedro de Mena y Pedro Roldán.
Los brazos se hallan flexionados y levemente desplazados a un lado, clara influencia de Martínez Montañés, estando las manos, que no son las originales,[6] juntas en posición orante sin llegar a tocarse.
Por su parte, el manto, de color azul con motivos dorados en los bordes, se encuentra suspendido del brazo izquierdo y presenta un esquema de pliegues el cual muestra un patrón caracterizado por drapeados angulosos que fluyen desde la cintura hasta las rodillas.
La imagen se apoya en un escabel compuesto por una esfera en la que destacan una estrella pintada y el rostro alado de un serafín en relieve, todo ello coronado a su vez por una media luna invertida acorde a la doctrina de los antiguos tratadistas.
Para rematar el conjunto, la Virgen luce una aureola estrellada de orfebrería.