Iniciativa de Seguimiento del Carbono

La CTI popularizó la idea de una burbuja de carbono, que describe la incompatibilidad entre continuar extrayendo combustibles fósiles y la lucha contra el calentamiento mundial.[3]​ Los primeros 2 informes de la organización —Carbono inquemable (2011) y Carbono inquemable (2013)— argumentaban que hasta dos tercios de las reservas mundiales de petróleo, carbón y  gas natural no podrían extraerse y consumirse (lo que liberaría a la atmósfera gases de efecto invernadero, GEI, causantes del calentamiento mundial) si se quería evitar un incremento peligroso de la temperatura media mundial respecto a los niveles preindustriales.[5]​ Basándose en investigaciones del Instituto Potsdam para la Investigación sobre el Impacto del Cambio Climático, los informes de la CTI mostraron que, si se extrajeran (y, por tanto, quemaran) las reservas mundiales de carbón, petróleo y gas natural, se emitiría más de 3 veces esa cantidad: aproximadamente 2 800 gigatoneladas.[6]​ La agencia de información financiera Reuters consideró que esta idea –los inversores financiaban una «burbuja de carbono»– había pasado a formar parte del «léxico sobre cambio climático».[30]​[31]​[32]​[33]​ Los análisis de la CTI han sido citados por los bancos de inversión HSBC, Citi y JP Morgan, consultoras como Accenture, y el Banco Central holandés.
Mina de carbón en Wyoming . La idea más difundida de la Iniciativa de Seguimiento del Carbono es que la mayoría de las reservas de combustibles fósiles (como el carbón) no podrán extraerse si se quieren cumplir los objetivos climáticos acordados.