Virgilio reprocha severamente a Dante que esté llorando apoyado en una roca y lo trata de tonto.
Las dos posibles lecturas son: La mayor frecuencia con la cual se encuentra pasión en el sentido de piedad en el italiano antiguo hace preponderar más comentadores hacia la primera hipótesis, si bien la segunda se corresponde mejor a los versos siguiente en los cuales Virgilio inicia un discurso sobre los pecadores.
Para impedir que fuese asesinado por los Tebanos, Júpiter le abrió la tierra bajo los pies, haciéndolo precipitar con su carro directamente en presencia de Minos: "'¿A dónde caes, / Anfiarao?
Pasando al sucesivo, Virgilio indica Tiresias, el mago que "de macho se hizo hembra / también mudando todos sus miembros" (vv. 41-42) por haber separado dos serpientes "unidas" y pudo retomar la apariencia masculina solo abatiéndolas con la misma vara.
Se trata de Manto y, también en este caso, Virgilio inicia a describirla por el aspecto físico: es aquella que tiene las mamas atrás (por eso Dante no puede verlas) cubiertas por las trenzas, donde tiene el pubis peludo.
Virgilio aprovecha la ocasión para hablar del lugar donde él nació, y lo hace con una larga digresión de catorce tercinas.
Inicia una precisa descripción geográfica: en Italia hay un lago llamado Benaco (el Lago de Garda en su nombre más antiguo) a los pies de los Alpes que cierran la Alemania ("Lamania") con el Tirol.
Desde miles de fuentes llega el agua que se estanca entre Garda, la Val Camonica y los Alpes Peninos.
Aquí Manto, la virgen "cruda", es decir reacia a las bodas (tal término había sido también usado para la maga Erictón en Infierno IX, 23, pero en el sentido de cruel), encontró la tierra en el medio del pantano deshabitada e incultivada y allí se estableció con sus siervos practicando sus artes hasta que murió, después que dejó el propio cuerpo vacío.
Solo más tarde se reunieron varios hombres en aquel lugar gracias a que el pantano protegía por todos los lados construyendo entonces una ciudad arriba de los huesos sepultados y llamándola Mantua en honor de la maga, pero sin otros hechizos (como en otras ciudades se narra que sucedió para encontrar un nombre y una fecha de fundación apropiadas).
Se note que Manto es citada también en el Purgatorio (Purgatorio XII, 113) cuando Virgilio, hablando con Estacio, nombra otras almas del Limbo además de las dichas en el Canto IV indicando también la "hija de Tiresias".
O Dante se confundió (y quizás había escrito el canto del Purgatorio antes de este del Infierno, olvidándose la rápida referencia, siendo más improbable que escribiendo el Purgatorio se olvidase de este largo pasaje sobre Manto) o él se refiere a otro personaje citando quizás una fuente a nosotros desconocida.
Dante confirmó esta segunda acusación también en una epístola dirigida a los cardinales italianos del 1314.
En efecto el único astrólogo del Infierno, Miguel Escoto encontrado en este canto, es acusado no por sus prácticas, sino por su utilización fraudulenta.