Infierno, canto undécimo

Dante y Virgilio se encaminaron del círculo de los herejes al sucesivo.Este olor puede ser considerado el del círculo sucesivo, donde el río Flegetonte hierve de sangre.O también, en sentido más general, es el olor del bajo infierno, donde son castigados los peores pecados.En general, ya que Dante habla del profundo abismo, se retiene la segunda hipótesis como la válida.Entonces los dos poetas se acercan a un sepulcro, donde Dante ve la lápida y recita: Es decir "encierro al Papa Anastasio, corrompido por Fotino de Sirmio".Poco importa comentar que la figura de este papa se revaluó y el pasaje del Liber Pontificalis declarado espurio: es interesante notar aquí que en el Medioevo la tradición del liber era fuerte, bien conocida y no era puesta en discusión.Una primera distinción está ligada al fraude hacia los otros, que por naturaleza no deberían fiarse (y aquí Dante coloca tan solo ocho de los diez pecados castigados en el giro de los fraudulentos, dividido en Malebolge), y el fraude contra quien sí se fía, es decir verdaderas traiciones, que rompen no solo el vínculo natural de recíproca ayuda entre seres humanos, como los fraudulentos, sino que también aquella fe especial (entre parientes, amigos, compatriotas...) por eso es el pecado más grave que es castigado en el círculo más chico donde está Lucifer.Llega por lo tanto el momento de seguir y Virgilio deja una nota horaria: los Peces se escurren fuera del horizonte y el Carro se encuentra en la zona del Coro (el maestral), es decir a noroeste.
En la tumba del papa Anastasio, ilustración de Gustave Doré .
Priamo della Quercia , ilustración al Canto XI
El esquema del Infierno, ilustración de William Blake