El médico debe aprender a abordarla y controlarla lo mejor posible para alcanzar una valoración clínica correcta.
[1] Cada encuentro entre un médico y un paciente, ya sea en la consulta o en su domicilio, origina una serie de incertidumbres profesionales desde el momento que el enfermo plantea uno o varios motivos de consulta.
El médico aplica la semiología clínica para ir recopilando información de interés sanitario, que registra en la historia clínica, y que puede completar con la exploración física del paciente, y si es preciso con la realización de pruebas complementarias para llegar al pronóstico, al diagnóstico y aplicar un tratamiento eficiente.
Los estudiantes deben aprender mediante la acción, con una preparación en que escuchan, ven y reflexionan.
[10][11][12] En Medicina se emplean tres estrategias en el diagnóstico clínico:[13] Para gestionar correctamente la incertidumbre médica, también es necesario saberla compartir con el paciente, mostrándose dispuesto a que participe en la toma decisiones sobre la naturaleza del problema de salud y la estrategia para resolverlo.