Siguiendo el camino iniciado por la imprenta de Segovia, se fueron instalando otras en diferentes ciudades, como Barcelona, Burgos, Salamanca, Sevilla, Valencia, Zamora o Zaragoza, de manera que llegaron a existir hasta veintiséis diferentes a lo largo del siglo xv.
Las noticias referentes a ella son escasas, y no se conoce con precisión la fecha exacta ni el lugar donde se instaló el primer taller de impresión, debido principalmente a los pocos documentos hallados en los archivos históricos sobre los primeros impresores y sus contratos de obra, así como por la falta de colofones explícitos en los primeros libros.
De esta forma, la primera imprenta documentada hasta el momento es la instalada en Segovia perteneciente a Juan Párix, quien empezó su trabajo en la ciudad al menos en 1472.
Buena parte de estos primeros impresores fueron ambulantes, y se instalaban donde había mayores probabilidades de encontrar trabajo, creando sociedades o firmando contratos por varios años.
En un principio el papel procedía de la fábrica instalada en España, la primera que hubo en Europa, y a partir del siglo xvi los centros industriales papeleros estuvieron instalados en Italia y Francia, debido a la aparición en el mercado español del papel italiano, de mayor calidad, que poco a poco fue reemplazando al español.
En Zamora se estableció Antón de Centenera, cuyo taller estuvo activo probablemente desde 1481, y fue uno de los impresores españoles más característicos debido a la escasa influencia extranjera que se observa en sus tipos.
[5] La primera imprenta en Baleares fue instalada en la localidad de Valldemosa por Nicolás Calafat y Bartomeu Caldentey en 1485, la cual estuvo en funcionamiento tan solo cinco años.