El grabado y el aguafuerte brindaban una mejor definición y permitían mostrar detalles más finos en las ilustraciones, por lo que a partir de fines del siglo XV se convirtieron en las técnicas preferidas, a menudo utilizando las técnicas en una misma placa.
Los libros lujosos sobre temas de geografía e historia natural, y algunos libros para niños, tenían ilustraciones impresas que eran coloreadas a mano, pero en Europa ninguna de las técnicas experimentales para impresión a color fue muy utilizada antes de mediados del siglo XIX, para cuando varias técnicas diferentes comenzaron a tener éxito.
En el este de Asia la impresión a color mediante varios bloques de madera diferentes era cada vez más usada; la técnica desarrollada en Japón se denomina nishiki-e, y se usaba tanto en libros como en estampas ukiyo-e.
[7] Durante los siglos XIX y XX se desarrollaron nuevas técnicas que revolucionaron las ilustraciones de libros.
A comienzos del siglo XIX, el proceso de fotograbado permitió reproducir fotografías en los libros.
El proceso era sumamente laborioso y costoso ya que el artista debía preparar una placa distinta para cada color a utilizar.
Por ejemplo, Aubrey Beardsley, un propulsor del Art Nouveau y el Esteticismo, tuvo gran influencia en las ilustraciones de libros.