Iglesia del Gesù Nuovo

Posteriormente, su hijo Roberto II obtuvo el perdón del rey de España y la familia pudo volver al palacio, donde realizaría las célebres «academias».En el palacio se alojó Pietro Aretino, que conoció allí a los literatos napolitanos Scipione Capece y Antonio Mariconda.Durante el virreinato de Pedro de Toledo, en 1547, se intentó introducir en Nápoles la inquisición española, frente a lo cual el pueblo se rebeló y Ferrante Sanseverino apoyó la oposición popular.[3]​ Pese a que consiguió impedir esta grave desgracia para Nápoles, no pudo evitar la venganza de los españoles, que le confiscaron todos sus bienes y lo obligaron en 1552 a marchar al exilio.Tras convertirse en propietarios del palacio, los jesuitas encargaron la remodelación de todo el complejo a sus hermanos Giuseppe Valeriano y Pietro Provedi, quienes vaciaron completamente el suntuoso palacio, no conservando ni las espléndidas salas ni los jardines.Las únicas partes que se salvaron fueron la fachada almohadillada[4]​ (readaptada a la iglesia) y el portal de mármol renacentista.Aunque estaba dedicada a la Inmaculada, la nueva iglesia de los jesuitas fue llamada inmediatamente «del Gesù Nuovo» para distinguirla de la otra ya existente, convertida para la ocasión en «del Gesù Vecchio».En 1652 se encargó a Aniello Falcone que decorara con frescos la bóveda de la gran sacristía.[7]​ Los franciscanos, sin embargo, permanecieron poco tiempo allí por la incierta estática del edificio: en 1774, a causa de un segundo derrumbe parcial de la cúpula, esta fue demolida totalmente, mientras que la iglesia permaneció cerrada durante unos treinta años.En 1786 el ingeniero Ignazio di Nardo se dedicó a reconstruir la cubierta de la iglesia: la cúpula fue sustituida con una falsa cúpula aplastada (llamada scodella o «escudilla») que actualmente se presenta pintada con un casetonado en perspectiva; por su parte, la cubierta de la nave de la iglesia se hizo con un techo a cerchas.En 1804 los jesuitas fueron readmitidos en el reino, pero nuevamente expulsados durante la época francesa, entre 1806 y 1814.La iglesia sufrió graves daños durante la Segunda Guerra Mundial a causa de los ataques aéreos.La fachada del Palazzo Sanseverino se convirtió en la fachada de la iglesia; esta se caracteriza por su particular almohadillado, compuesto por una especie de pequeñas pirámides que sobresalen hacia el exterior, utilizadas habitualmente en el renacimiento véneto.Sin embargo, en 1695 los jesuitas realizaron algunas modificaciones en los finos bajorrelieves, en las ménsulas sobre las que se apoya el friso superior y en la cornisa: prolongando la cornisa del portal, añadieron a los lados dos columnas corintias de granito rojo, un frontón quebrado coronado por el escudo de la Compañía de Jesús (con dos querubines en el acto de sostener el escudo) y otros dos ángeles más grandes, uno a cada lado del frontón.Desde cada cabeza se bifurcan cintas que forman curvas y volutas, mientras que las cuatro guirnaldas están coronadas por otros tantos emblemas, correspondientes también a los escudos de los Della Rovere y de los Sanseverino (en versión reducida), alternados por dos coronas (la cabeza central, desafortunadamente, se ha perdido completamente).Valeriano conservó solo la fachada almohadillada del palacio nobiliario, sacrificando el patio porticado, las ricas salas decoradas con frescos y los jardines.Según la leyenda, las marcas misteriosas realizadas sobre las pirámides de la fachada tenían que ver con estos artes mágicos o conocimientos de alquimia: debían transmitir todas las fuerzas positivas y benévolas desde el exterior hacia el interior del palacio.[10]​ Esta interpretación ha sido puesta en duda por el estudioso de hermetismo y simbología esotérica Stanislao Scognamiglio, que ha sostenido que las marcas no son caracteres del alfabeto arameo, sino que pueden ser asimilables a los símbolos operativos de los laboratorios de alquimia en uso hasta el siglo XVIII.Presenta una cúpula en correspondencia con el centro del transepto y diez capillas laterales, cinco por lado, de las cuales dos están colocadas al lado del ábside, a lo largo de la pared presbiterial.[12]​ En la iglesia hay dos órganos, elevados respecto a la nave central, en la zona del ábside.La capilla tiene en su fulcro artístico el grupo compuesto por once esculturas datadas en 1601.Arriba el altar está coronado por una decoración de mármol compuesta en los lados por dos figuras de santos de Tommaso Montani, San Genaro a la izquierda y San Nicolás a la derecha, y todavía más arriba por cinco Ángeles realizados por Francesco Cassano y Giovanni Maria Valentini y colocados a lo largo del tímpano, en cuyo centro está enmarcado un cuadro del siglo XVII de la Virgen con el Niño atribuido también a Imparato.
Detalle del almohadillado de la fachada; en el centro el epígrafe de mármol de Novello da San Lucano.
El interior de la cúpula tal y como fue reconstruida en 1786.
Altar mayor
Detalle del portal tras las modificaciones barrocas.
El almohadillado de la fachada.
Planta.
Planta.
La nave central.
El altar mayor.
Imagen de los frescos del techo.
La capilla de la Natividad (segunda capilla de la nave izquierda).
La capilla de san Ignacio de Loyola (transepto izquierdo).
La capilla de san Francisco Javier (transepto derecho).