Su construcción fue llevada a cabo bajo la visión del arquitecto Felipe de Abajo Ontañón.
En el siglo XVIII el convento y la iglesia, cuyas fábricas respondían a un estilo conventual protobarroco de acuerdo con la tipología carmelitana, fueron agrandados.
El Ayuntamiento de Burgos sancionó a la Comunidad con una multa simbólica (cincuenta pesetas) por haber empezado el derribo sin permiso legal.
Exteriormente llama la atención su silueta piramidal escalonada e interiormente, la esbeltez y la claridad de volumen.
Según el especialista Martín González, esta Piedad podría ser obra temprana de Gregorio Fernández.