Los síndicos elegidos, presididos por el alcalde natural, transmiten la solicitud al obispo de Gerona, fray Benet de Tocco, el cual se desplazó hasta San Martín, donde comprobó que la riera era un torrente que «discurre cuando llueve, que la población había aumentado considerablemente» (ya había 140 casas) y que, por tanto, las pretensiones de los pobladores de la ribera eran aceptables.
Se construyó la nueva iglesia, dedicada a Santa María, aprovechando y ampliando la capilla de San Telmo.
En el contrato se pactó la construcción en el estilo renacentista llamado entonces «a la romana», si bien la cubierta, tanto de la nave como de las capillas, se hizo aún en estilo gótico.
Entre el 1636 y el 1638, el prestigioso escultor arenyense Antoni-Joan Riera proyecta el altar mayor de estilo renacentista, con motivos geométricos, donde destaca el escudo de Arenys en mármol blanco.
En 1755, el edificio del templo fue alargado por la parte delantera y se construyó un nuevo portal, ya de estilo barroco, por el maestro Fortià Anglada.
Poco después se acabó la capilla que era autónoma y propia de su Congregación.
Así, cada año se iluminaba el campanario y, en medio de la riera, se quemaría un tonel alquitranado (así haría más llama) que proporcionaría el Gremio de San Telmo.
En 1694, las tropas de Luis XIV, ocupan Gerona, el obispo de esta ciudad se traslada durante tres años a Arenys con toda la curia, convirtiéndose así la población en sede episcopal.
En el año 1834, la población, que tiene una poderosa Comunidad de Presbíteros, ha sido erigida el sede arciprestal.
Destaca la notable portada barroca, con apertura rectangular flanqueada por columnas compuestas que sostienen un entablamento mixtilíneo.
De dimensiones bastante más reducidas que la portada principal, sobre el dintel hay una hornacina con una imagen de San Telmo (la capilla que se encontraba antes en este lugar estaba dedicada a este santo).
A principios del siglo XX se sobrepuso una torrecilla de estilo indefinido para la campana mayor, donde destacan los pináculos del terrado y el círculo de esbeltas pilastras que sostienen una exótica cúpula acampanada sobre un entablamento clasicista.
La campana de las horas (o del somatén), está sostenida por unos magníficos hierros forjados, rematados con unos cabezas humanas impresionantes.
Cuando en 1599 las villas se separaron, los prohombres de la villa se reunieron y acordaronr colocar la «Bandereta» en el terrado del campanario de la parroquia para que fuera el símbolo del empancipació.
Según la leyenda, las chicas que querían casarse durante el año daban tres vueltas, al terrado del campanario, con la bandera antes de izarla.
Antiguamente, cuando se acercaba una tormenta se avisaba con el toque de las campanas y el rector salía a leer el breviario con frases en latín para conjurar la tormenta.
Estos dos síndicos elegidos en 1574 son los que pidieron licencia al obispo de Gerona para construir la iglesia actual.
Durante muchos años, la universidad (ayuntamiento) y los Obreros de la villa intentaron sacar adelante la construcción del retablo, que resultaba una obra inacabable.