La primera referencia que de ella se tiene escrita como Abelania está en la Crónica Albeldense.
Aunque se trata de un falso pelagiano del siglo XII, redactado por el scriptorium del obispo Pelayo y donde se interpolaron más donaciones de las contenidas originalmente, parece ser que en este caso la referencia a Abamia no sería un añadido.
Así parecen confirmarlo las excavaciones arqueológicas realizadas en la iglesia que datan su fundación en fechas altomedievales, a juzgar por su ocupación funeraria anterior al siglo X.
Esta tradición se recoge por primera vez en la versión ovetense de la Crónica albeldense, cuyo original data del siglo IX, donde se afirma que “sepultus cum uxore sua Gaudiosa regina territorio Cangas in ecclesia Sancte Eulaliae de Velanio fuit”.
En las recientes excavaciones arqueológicas también se encontraron fragmentos de tégulas y ladrillos romanos.
Se pueden documentar en la iglesia varias fases principales: Las excavaciones de 2006 han verificado restos arquitectónicos anteriores al edificio actual (que data del siglo XIII-XIV), de fecha sin determinar pero con seguridad más viejos.
La capilla mayor se añadió en el siglo XV y es gótica; es posible que la ampliación a la que se refiere Ambrosio de Morales como posterior o reciente ("agora") sea de este momento.
La nave se refuerza al exterior con seis contrafuertes y presenta dos portadas en los flancos meridional y occidental, ambas resueltas con un arco de medio punto ligeramente apuntado, datables en el siglo XV o mediados del XVI.
La portada meridional se estructura en tres arquivoltas molduradas en bocel, protegidas por un guardapolvo que alberga un interesante programa iconográfico sobre el “Juicio Final”, con una clara función moralizante.
Los elementos decorativos externos de la iglesia se completan con las esculturas talladas en tres canecillos del alero que representan una cabeza humana, una figura monstruosa y un cuadrúpedo.
Al interior, la nave está recorrida por una arquería ciega, distribuida en tres arcos de medio punto por cada costado y datable en los siglos XVII ó XVIII.
En la zona más próxima al presbiterio se abren dos arcosolios barrocos, compuestos por un arco rebajado, guardapolvo rematado en pináculos e impostas naceladas, bajo las cuales había dos rosetas pétreas de las que actualmente sólo se conserva una.
La decoración de sus capiteles - imposta consiste en caras y hojas que podrían pertenecer a un tejo.
En el costado meridional del presbiterio se abre la puerta para entrar a la sacristía más antigua, resuelta mediante un sencillo arco de medio punto, y desde ella se accede a la sacristía más reciente por una puerta arquitrabada, que antiguamente daba salida al cabildo, en cuyo dintel figura 1849, como año de construcción.
Conviene destacar también que en el cementerio contiguo a la iglesia fue enterrado Roberto Frassinelli (1811-1887), conocido como "el alemán de Corao", anticuario, arqueólogo y dibujante, afincado en Corao durante más de 30 años.
Según estos datos, es muy posible que el tejo más antiguo se plantase para conmemorar la ampliación de la iglesia a mediados del siglo XVI y que se hubiese hecho lo propio con el mediano en relación a las reformas de época barroca.
Así se explicaría que Ambrosio de Morales, cuando visitó Abamia en 1572, no mencionase ningún tejo, pese a ser muy minucioso en su descripción, pues en ese momento el más antiguo aún no había alcanzado un porte destacable como para llamar la atención.
La personalidad e identidad que los tejos otorgan al espacio del “campo de la iglesia”, resultaba tan importante para los vecinos, que decidieron plantar dos tejos junto a la iglesia de Corao cuando ésta se inauguró en 1915.
Con ello se estaba reconstruyendo la “escenografía” de Abamia y recreando un entorno familiar para los vecinos, donde éstos pudiesen sentirse cómodos e identificarse con él.