Iglesia de Santa Cruz (Écija)

Los restos más antiguos se remontan a la época visigoda, cuando era la sede de los Prelados Astigitanos, de la que se conservan dos capiteles en el patio norte y un interesante sarcófago en el altar mayor del siglo V con escenas bíblicas talladas en la piedra.

Solamente presenta decorada la cara anterior en la que aparecen tres escenas del Antiguo y del Nuevo Testamento que simbólicamente hacen referencia a Jesucristo.

En 1775 se derriba parte del edificio con miras a construir la iglesia de nueva planta.

El conjunto se completaba con dos portadas, claustro, cementerio y torre.

La parte habilitada para templo desde 1836 no era la totalidad de la planta proyectada, ni de los alzados construidos, ya que pueden advertirse dos crujías que sólo aguardan su cerramiento para dar al conjunto la capacidad inicial pensada.

Al costado norte del edificio, donde se hallaba el patio de lo naranjos y el Sagrario de la antigua iglesia, existe un solar con varias arcadas y columnas que pueden ser restos de obras anteriores; y consta que en aquel lugar se proyectó un nuevo Sagrario en conexión con el templo, cuyas obras se frustraron a poco de iniciadas.

En este retablo también recibía culto, antes que la Dolorosa, la imagen de San Rafael.

Acompañan en el retablo las imágenes de San Nicolás y Santa Lucía.

El coro está constituido por doble serie de sillas talladas con motivos decorativos, rematando los asientos superiores por diecinueve figuras de apóstoles, mártires, obispos y ángeles, desiguales en factura, y todo del segundo tercio del siglo XVIII.

Frente al retablo anterior y en repisa, se encuentra San Francisco de Paula, escultura del siglo XVIII.

Consta de un gran arco apuntado sobre capiteles y medias columnas tallados en su interior, centrándose la decoración en las enjutas mediante la aplicación de yeserías con atauriques y escudos, todo enmarcado por un alfiz.

Tanto la planta rectangular como la decoración de azulejos que recorren pilastras, vanos, antepechos, enjutas y cupulín, le confieren un marcado sentido clásico con aires renacentistas.

El primer tercio del fuste es macizo y se corresponde con la parte del antiguo alminar, al que se añade la prolongación renacentista con una escalera de caracol interna con iluminación mediante vanos circulares y cuadrados.

El último cuerpo, también circular y flanqueado en sus frentes por lucernarios, consta de cuatro vanos adintelados rematado por un cupulín sobre el que se asienta una figura angélical que hace las veces de veleta.

Según cuenta la leyenda, en la Edad Media existían tres hermanos Fulgencio, Leandro y Florentina.

Ésta era muy devota de la Virgen y gracias a su hermano San Leandro obtuvo un “Mariano simulacro” al que le otorgó el nombre de Nuestra Señora del Valle en honor al lugar en el que se había fundado el monasterio-convento.

La más conocida es que el Conde de Palma don Luis Portocarrero, con ocasión de cazar una paloma en un muro del derruido convento halló la imagen y la reconstruyó.

La Carrera Oficial en la Semana Santa Ecijana acaba en la Plaza de Nuestra Señora del Valle, en la cual se encuentra esta Parroquia Mayor.

Sarcófago Paleocristiano
Nave central y cabecera de la iglesia.
Aspecto de la torre.