Combina en su fábrica mampostería en los muros con sillar en las esquinas y ladrillo en las zonas altas, reflejo de las distintas fases constructivas.
La cabecera es poligonal y tiene dos estancias adyacentes mientras que a los pies se eleva un coro alto del siglo XVIII, bajo el que se accede al pórtico de ingreso, rematado por un frontón triangular.
La leyenda popular, basada en hechos reales acaecidos en los años 40, trasmitía oralmente un expolio de tal magnitud que lo dejaba inservible para el futuro.
Antes de la restauración conservaba el 80% del material genuino y estructuralmente no había sido modificado por restauración o reparación alguna, es decir, una pieza singular que se conservaba muy mayoritariamente como fue concebida en el siglo XVIII.
Hasta la restauración, faltaba toda la trompetería horizontal exterior, pero su interior conservaba algún registro de lengüeta.
En el ángulo noroccidental destaca la torre de estilo mudéjar, de planta cuadrada en su primer piso y octogonal en sus cuatro cuerpos restantes, recorrida por contrafuertes en todos sus ángulos y ricamente decorada con distintos motivos en ladrillo resaltado.