Tiene una sola nave rectangular, sin división de tramos en el interior ni capillas laterales.
Otros elementos que vinculan la iglesia a esas corrientes foráneas del románico son los rasgos decorativos presentes en determinados espacios del templo, caso de la portada, con su taqueado jaqués los dientes de sierra o sus motivos en zigzag, el arco de triunfo con un capitel en el que se desarrolla un limitado repertorio iconográfico y, sobre todo, varios de los canecillos presentes en su ábside, que incluyen figuras humanas y animales.
La cubierta se soluciona combinando una vez elementos populares y cultos.
Los datos históricos existentes sobre la iglesia de Manzaneda son muy escasos, ya que no existen fuentes documentales o epigráficas que aludan a esta construcción, a pesar de su indudable antigüedad.
La iglesia fue incendiada en 1936, durante la guerra civil, perdiéndose gran parte de su contenido.