Asimismo resulta arquetipo de la arquitectura herreriana la bóveda que da soporte al coro alto.
[3] Durante la Guerra Civil el edificio sufrió numerosos daños producidos por estar en una zona de especial virulencia.
Por una parte se perdió todo el interior ya que el ejército republicano tuvo en este edificio el cuartel general durante la batalla de Brunete y quemó todos los objetos de madera, desde bancos e imágenes al retablo mayor de la iglesia.
Por otro lado, la fachada herreriana sufrió daños por impactos de la artillería nacional que estaba emplazada en el cercano pueblo de Navalagamella y que aún se pueden observar.
Por otra parte, desde 1939 se han realizado dos malas restauraciones de la techumbre del edificio instalando cerchas metálicas para sustituir a las de madera originales y sin descargar de escombros las bóvedas,[5] con lo que en la actualidad los muros están soportando una tensión hacia el exterior superior a la que, para en un principio, fueron diseñados.