Iglesia de Nuestra Señora de Fátima (Jerez de la Frontera)

La misma sería celebrada por don José María Cirarda Lachiondo Obispo auxiliar del Cardenal Bueno Monreal en Sevilla, con residencia en Jerez de la Frontera.Destacar que a lo largo de todo el acto de bendición, en una actitud muy acorde al nuevo espíritu conciliar, Monseñor Cirarda explicó pormenorizadamente a los fieles asistentes el significado del acto que se estaba celebrando.Tras la finalización de la ceremonia de consagración Monseñor Cirarda junto con los reverendos señores son Manuel Abad Fajardo, párroco y don Buenaventura Sánchez Falcón, coadjutor procedió a concelebrar la santa misa Tras la lectura del Santo Evangelio, Monseñor Cirdara pronunció una brillante homilía en la que tras glosar las enseñanzas de la Epístola y el Evangelio del día, invitó a todos a dar gracias a Dios por el hecho de tener hoy una nueva Iglesia.Esta nueva iglesia está dentro de esos cánones conjugados a la vez con unos sencillos ornamentos arquitectónicos muy en consonancia con las características del lugar en que se ha levantado la nueva parroquia.Se trata pues de un edificio, que al concebirse con un amplio espacio, parece aún mayor.Destacar que en el mismo altar se encuentran las reliquias de San Celestino y San Félix, que fueron traídas desde la catedral de Sevilla para la bendición del templo.El protagonismo de la cubierta se hace evidente con el cambio de material, expresando su autonomía al no llegar los paramentos verticales a entestar sobre ella.Asimismo y como único adorno en las paredes del templo aparecen las estaciones del Vía-Crucis, en sobrias chapas de metal negro sobre el que aparece una pequeña cruz de madera y la numeración romana.En la capilla penitencial en la actualidad se muestra al culto el Señor de la Paz, junto a san José y la Virgen peregrina de Fátima También existe una sencilla capilla que hace las veces de Sagrario, la cual está situada también en el lateral izquierdo, presidido por un magnífico cuadro de San Juan Grande y donde cada tarde al atardecer una luz tenue se filtra por los coloridos cristales de sus ventanales dando un aspecto acogedor que invita a la oración.Finalmente, y de cara al presbiterio, se alza el coro.
Interior del templo con los pasos de la Hermandad
Campanario