Se habla en la provincia de Mojos, departamento del Beni, en Bolivia (Jordá, 2012).
Esta lengua se habla extensamente en San Ignacio, que cuenta con un gran porcentaje de población ignaciana, y en otras veinte comunidades rurales, así como en muchas estancias ganaderas.
Como señala Jordá (2012), la lengua moja-ignaciana fue aprendida por los jesuitas en el primer pueblo misional fundado en 1682 y tomada por ellos, en los siglos XVII-XVIII, como base de comunicación oficial de cuatro pueblos multiétnicos con fuerte base mojeña (Loreto, Trinidad, San Ignacio y San Javier).
El ignaciano es una lengua que pertenece al tronco común mojo, así como el loretano, trinitario y javeriano, de la extensa familia lingüística arahuaca.
En cuanto al léxico y las clases de palabras en el ignaciano, se puede señalar lo siguiente (Jordá, 2012):