Freud publicaría su caso posteriormente sin su consentimiento, lo que provocaría la indignación de la comunidad médica vienesa.
[1] Ida Bauer ha pasado a la posteridad como uno de los primeros y más paradigmáticos casos clínicos en la historia del psicoanálisis.
Freud pensó que el análisis de Dora confirmaría su tesis sobre el origen sexual de los síntomas histéricos y del papel desempeñado por los sueños en representar estos síntomas.
Sin embargo, cuando todo parecía desarrollarse como Freud había previsto, Dora abandonó abruptamente el tratamiento.
De este modo Freud afirmaría que «la transferencia, destinada a ser el mayor obstáculo del psicoanálisis, se convierte en su más poderoso auxiliar cuando el médico consigue adivinarla y traducírsela al enfermo».