Vergüenza pública

La vergüenza pública era una pena muy frecuente en la Edad Media.

Se imponía, por regla general, juntamente con la de azotes.

El modo generalmente adoptado para aplicarla era exponer al reo al oprobio público en una plaza, o con argolla y el de sacarle por las calles con coroza y de un modo ridículo.

La forma de ejecutarla era la siguiente: cuando se imponía como accesoria de la pena de azotes, el delincuente era paseado por toda la ciudad sin otra vestidura que la necesaria para cubrir la parte del cuerpo de cintura abajo y acompañado del sayón que le azotaba, gritando en voz alta el delito por el que era condenado, siguiendo en esta parte una costumbre admitida ya entre los romanos y hasta copiando la misma frase que pronunciaba el pregonero cuando acompañaba al suplicio.

El delincuente condenado por delito de alcahuetería era conducido montado sobre un asno, atravesada la lengua con un hierro.

El cepo era una forma de practicar la vergüenza pública.