El director fue Germán Palacio; Camilo Borrero, actuó como jurado.
Las diligencias del levantamiento del cadáver de la Fiscalía estuvieron obstaculizadas por los estudiantes, que se negaban a que el cadáver saliera de las instalaciones y se lo llevaran a Medicina Legal para la necropsia.
[12] Como reacción los estudiantes protestaron de forma no pacífica y por tales motivos la universidad cerró durante dos días.
El cadáver fue trasladado un día después a Bucaramanga, donde tuvo lugar un sepelio con discursos anarquistas y de preguntas.
[13] Por su parte la Policía Nacional dijo que Taylor fue identificado como presunto jefe del grupo de Guardias Rojos de la Universidad, cosa improbable siendo anarquista.
[5] Por un tiempo persistieron rumores, no comprobados de que era agente secreto del Estado o policía encubierto[5] y que familiares suyos habían pedido indemnización a las Fuerzas Militares por su muerte prestando servicio en la Universidad Nacional.
Ese fenómeno se ha dado en otras universidades de Colombia y Latinoamérica.