[3] Uliantzeff no alcanzó a ver el edificio construido y tuvo que deshacerse de la concesión, entregándola a la familia Purcell, dueños del hotel Portillo, quienes en 1972 entregaron el local a Sergio Said, que no pudo pagar los costos del arriendo, obligando a su desalojo por la fuerza pública.
[2] En 1975 se le entregó la concesión a la firma Rivera y Vilaplana, quienes no atendieron el establecimiento y recurrieron al experto Louis Bernard, que había trabajado en una cadena de restaurantes en Sudáfrica, sin embargo posteriormente también se retiró.
Con su alejamiento, el establecimiento volvió a decaer y en diciembre de 1979 se licitó de nuevo la concesión, obteniéndola la Sociedad Portada Colonial, encabezada por Felipe Rabat, por cinco años.
[2] El restaurante fue renombrado como «Camino Real» y redecorado por Luis Fernando Moro, quien lo alhajó con muebles antiguos, plantas y finos detalles, como por ejemplo las bandejas de bronce puestas debajo de cada plato de porcelana en las mesas.
[7] La antigua hostería no fue reconstruida, y posteriormente el restaurante de la Enoteca del cerro San Cristóbal —también administrado por la familia Rabat— fue renombrado como «Camino Real».