Sin embargo, al final de la guerra, la carestía fue la norma, haciéndose dramática.La edificación poseía tres grandes cuerpos de casa, pues ocupaba toda la manzana.De esta forma, los pacientes se clasificaban en tres grupos principales: los que «eran para curar» y estaban en buen estado, que derivaban al Hospital Militar Base (Garaballa), «donde había otro hospital, instalado en el monasterio de la Virgen de Tejeda»: allí recibían otros cuidados; los leves, «que tenían poca cosa, rápidamente les daban el alta y los mandaban otra vez al frente».El quirófano quedaba en la planta baja del primer cuerpo del edificio y estaba muy bien dotado; allí operaban casi todos los días, especialmente durante la época de la toma de Teruel por el ejército frentepopular y contraofensiva nacionalista.El Hospital poseía un recinto habilitado como depósito de cadáveres, «allí los tenían hasta la noche».Los llevaban por la noche, «para que no se vieran tanto…», evitando el espectáculo y la desmoralización de la población.[4] Los cadáveres eran enterrados en unas fosas comunes abiertas en el cementerio, primero se cavaron en el interior, pero luego abrieron una gran fosa junto a la tapia norte: «Los cogían entre dos y los echaban al hoyo… Pero a veces no ponían mucho cuidado, porque llevaban varios muertos o se les hacía tarde».Un momento de gran actividad en el hospital fue el invierno de 1937, «cuando la toma de Teruel por los rojos», en que traían muchos soldados con congelaciones: «Aquí les amputaban los miembros helados (…), amputaron bastantes», y los dedos, brazos y piernas que cortaban los enterraban en una fosa abierta en un huerto inmediato, detrás del edificio del hospital.Entre los practicantes estaba Avelino Guillén Gea (Torrealta, 1920), y otro llamado «don Paco», procedente de Ademuz (Valencia).Asimismo por causa de las heridas en las extremidades, en especial las que habían sufrido aplastamientos y grandes estragos internos.Aunque algunos de los trabajadores se marcharon antes de que entraran los «nacionales», por temor a las represalias políticas o por otras razones, «pero la mayoría se quedó, y el hospital siguió funcionando (…), hasta que lo cerraron del todo».En todo caso, «los médicos y la mayoría del personal sanitario se quedaron (…), no abandonaron a los enfermos».
Vista parcial de
Torrebaja
(Valencia), desde El Rento, con detalle de rulo de paja tras la cosecha.
Vista parcial de
Torrebaja
(Valencia), desde El Rento, con detalle de la parroquial.