[1] Cuenta la historia de Saúl Montenegro, hombre cuya pasión por espiar mujeres desnudas lo condenó a quedar convertido en un ser con cuerpo de caimán y cabeza humana.
También existen una plaza y un monumento en su honor que son patrimonio cultural de la población.
Desde entonces, se convirtió en el terror de las mujeres, quienes no volvieron a bañarse en el río, por miedo que les pasara algo.
La única persona que se atrevió a acercársele después fue su madre.
El Hombre Caimán quedó solo y sin nadie que lo cuidara, decidió dejarse arrastrar hasta el mar por el río hasta Bocas de Ceniza, como se conoce la desembocadura del río Magdalena en el mar Caribe a la altura de Barranquilla.