Por ejemplo, se declaró formal y oficialmente que la «Gran Revolución Socialista de Octubre había dado inicio a una nueva época en la civilización humana», al igual que la Revolución francesa lo había hecho a partir de 1789.
Entre ellos Borís Aleksándrovich Románov (1889-1957), quien en 1947 publicó un estudio sobre la gente y las costumbres en la antigua Rusia, en el tiempo de la doctrina Zhdánov.
Los tres principales disidentes soviéticos de esa época fueron Aleksandr Solzhenitsyn, Andréi Sájarov y Roy Medvédev.
Por su parte, la obra de Medvédev Dejemos que la historia juzgue: los orígenes y las consecuencias del estalinismo ya había sido publicada en el extranjero en 1971.
[16] Como tal, si era una “ciencia”, lo era claramente al servicio de una determinada agenda política e ideológica, usual comúnmente usando el denominado revisionismo histórico negacionista.
[17] Durante la década de 1930, los archivos históricos fueron cerrados y la investigación original fue severamente restringida.
[18] Las historia oficial aprobada por el Estado estaba abiertamente sujeta a la manipulación política y propagandística, similar a lo que sucedía con la filosofía, con el denominado realismo socialista y con varios campos dentro de la investigación científica.
[13] El Partido, fuente de “sabiduría” derivada de los principios supuestamente científicos del marxismo (presentado a su vez como la “ciencia social definitiva”), era infalible y no podía jamás estar equivocado, por lo que la realidad debía conformarse a su línea o a sus principios doctrinarios (y no al revés, como sería mucho más lógico).
Por lo tanto, se encuentra absolutamente sesgado ya desde su inicio cualquier estudio oficial soviético sobre las causas o los orígenes del estallido de la Segunda Guerra Mundial y sobre las relaciones soviético-alemanas anteriores a 1941 (cuando los ejércitos nazis del dictador Adolf Hitler invadieron la URSS a partir de la Operación Barbarroja).
[24] También se afirmaba que la URSS, en tanto “primer Estado proletario del mundo”, sería el modelo a seguir por los revolucionarios marxistas de todo el mundo, hasta la victoria definitiva e inevitable del comunismo a escala mundial.
Toda la investigación histórica o sociológica debía estar basada en esas inconmovibles asunciones previas, no pudiendo divergir en sus eventuales hallazgos.
)[13][14] Con frecuencia, la propia tendenciosidad marxista y las demandas de la propaganda política se mezclaban o combinaban: de aquí que las rebeliones campesinas contra el temprano régimen soviético fueron simplemente ignoradas, ya que eran políticamente inconvenientes, al contradecir las teorías marxistas al respecto.
[28] Las publicaciones académicas que versaban sobre la estadística fueron cerradas y algunos estadísticos de fama mundial como Andréi Kolmogórov o Yevgueni Slutski se vieron obligados a abandonar sus trabajos o investigaciones en ese campo.
En relación con este prolongado último período, muy pocas series estadísticas fueron publicadas entre 1936 y 1956,[29] años enmarcados entre la Gran Purga estalinista, la invasión nazi de 1941 que desencadenó la Gran Guerra Patria, la muerte del propio Stalin en 1953 y la denuncia que de éste hizo su sucesor Nikita Jrushchov (1956).
La confiabilidad de los datos mejoró luego del denominado “deshielo” cultural iniciado en este último año, cuando se publicaron series estadísticas previamente perdidas y algunos expertos soviéticos reajustaron otras correspondientes a la anterior era de Stalin.
[29] No obstante, la calidad de dicha documentación se ha estado deteriorando[30] con el paso del tiempo.
Mientras que algunos investigadores dicen que a veces los antiguos datos estadísticos soviéticos son útiles para realizar investigaciones históricas (como los datos económicos inventados para intentar demostrar los supuestos éxitos de la industrialización soviética) o algunas cifras oficiales publicadas acerca del número (aproximado) de prisioneros en los campos de trabajo forzado del sistema Gulag o las víctimas de la Gran Purga o el Gran Terror, Conquest alega que estos últimos bien podrían haber sido completamente inventados por las autoridades.
[30] La documentación inadecuada ―o directamente la falta de la misma― en relación con los datos estadísticos soviéticos era otro problema significativo.
No obstante, a pesar de este por momentos extremo sesgo ideológico que incluía distorsiones y omisiones deliberadas, por otro lado la historiografía oficial de la URSS también ha producido un cuerpo (corpus) teórico importante en otras áreas, que aún continúa siendo utilizado en investigaciones actuales.
Sin embargo, póstumamente Pokrovsky fue acusado de haber practicado un “sociologismo vulgar” por el régimen estalinista, y sus libros fueron prohibidos.
[cita requerida] El libro reconoce las represiones llevadas a cabo por Iósif Stalin y por otros líderes soviéticos, pero argumenta que “eran un mal necesario en respuesta a una Guerra Fría comenzada por los Estados Unidos contra la Unión Soviética”.
Según The Economist, un “rabioso antioccidentalismo es el leitmotiv de la ideología [del libro]”.
[39][40] En Rusia se ha acuñado la expresión jocosa "nuestro pasado impredecible"[41] para describir los tumbos que sigue dando la historiografía patria.