Cuando llegaron los romanos, y con ellos la historia escrita en el 59 a. C., la región estaba escasamente poblada por diversos grupos tribales en la periferia del imperio.
La revuelta neerlandesa fue un enfrentamiento épico contra los españoles; finalmente la venció el norte con la Paz de Westfalia en 1648, pero España mantuvo el control en el sur.
Finalmente, Ámsterdam perdió su liderazgo como ciudad más importante del norte de Europa frente a Londres.
Alrededor de 100 000 judíos neerlandeses fueron asesinados en el Holocausto y otros grupos étnicos sufrieron también grandes pérdidas demográficas.
[8] El área que hoy corresponde a los Países Bajos fue habitada por primera vez hace al menos unos 370 000 años, tal y como lo demuestran las herramientas de piedra descubiertas en Woerden en 2010.
Los bátavos fueron honrados como buenos soldados y combatieron en muchas batallas importantes, como la conquista de Dacia (Rumanía) por el emperador Trajano.
La civilización romana fue eliminada del área por las migraciones masivas de pueblos germánicos, lo que después sería conocido como Völkerwanderung.
Los francos se convirtieron al cristianismo después de que su rey Clodoveo I lo hiciera en el año 496.
Misioneros anglosajones como Vilibrordo y Bonifacio se implicaron activamente en la conversión de estas tribus a la fe cristiana.
La resistencia al poder vikingo se centró, si acaso, en la nobleza local, que ganó prestigio como consecuencia.
Los núcleos urbanos ya existentes crecieron y nuevos asentamientos surgieron en torno a monasterios y castillos, al tiempo que una nueva clase media de mercaderes comenzó a tomar forma en esas zonas urbanas.
Las Cruzadas fueron populares en los Países Bajos y muchos se unieron para ir a luchar en Tierra Santa.
En la práctica, esto supuso que las ciudades más ricas se convirtieran en repúblicas casi independientes.
Dos de las ciudades más importantes fueron Brujas y Amberes, que alcanzarían gran relevancia a nivel europeo.
Además de la creciente independencia de las ciudades, los gobernantes locales transformaron sus ducados y condados en reinos privados y se sentían poco obligados a obedecer al emperador, cuyo poder era tan solo nominal en buena parte del Imperio.
Bajo estas premisas, sus dominios disfrutaron de un bienestar y un esplendor cultural probablemente no conocidos durante la Edad Media en Europa.
Ámsterdam creció y en el siglo XV se convirtió en el principal puerto comercial europeo para el grano procedente de la región báltica.
Este tema se desarrolla más ampliamente en el artículo Historia económica de los Países Bajos (1500-1815).
A diferencia de su padre, que había crecido en Gante (Bélgica), Felipe tuvo poco apego personal con los Países Bajos (donde solo estuvo durante cuatro años), y así la nobleza local lo consideró indiferente hacia su estado.
Además, algunas colonias portuguesas fueron conquistadas, principalmente en nordeste de Brasil, Angola, Indonesia y Ceilán.
Como los Países Bajos eran una república estaban gobernados más por una aristocracia de comerciantes urbanos, llamados los regentes, que por un rey.
Por el momento, los regentes aprovecharon la oportunidad: no habría nuevo estatúder (en Holanda) durante los próximos 22 años.
Cuando los Países Bajos fueron la segunda nación en reconocer la independencia de los Estados Unidos, los británicos le declararon la guerra.
Solo ocho años más tarde, en 1839, los Países Bajos reconocieron oficialmente la independencia de Bélgica.
El auge del nacionalsocialismo en Alemania no pasó inadvertido en los Países Bajos, en los que surgió el temor a un nuevo conflicto armado.
Sin embargo, muchos navíos y militares holandeses lograron alcanzar Australia, desde donde lucharon contra los japoneses.
En mayo de 1945, la Alemania nazi finalmente se rindió, y firmó su rendición ante los holandeses en Wageningen.
En política interna un año antes 1948, se formó la primera "coalición roja-romana" (Rooms-rode coalitie), compuesto por socialistas y católicos con Willem Drees como presidente de gobierno.
En esta época también se introdujeron las reformas liberales como el matrimonio entre personas del mismo sexo y la legalización de la eutanasia.
Fortuyn fue asesinado nueve días antes de las elecciones, hecho que conmocionó a la opinión pública, pues nunca antes había pasado algo parecido en el país.