Durante este periodo las estructuras gubernamentales llevaron a la eventual desaparición del país.
En el siglo XVIII, la mancomunidad afrontaba muchos problemas internos y era vulnerable a influencias exteriores.
La desestabilización del sistema político los llevó a la anarquía.
Atentaban las reformas, como las hechas por cuatro años de Sejm de 1788-1792, las cuales culminaron en la tercera constitución, esta vino muy tarde.
El Reino de Polonia finalizó con la tercera partición del país, entre Austria, Prusia y Rusia, en 1795.