Estas piezas, que parecen datar del siglo IV a. C., demuestran el poblamiento de la zona en estos tiempos.
[4] La arqueología prueba la estabilidad de poblamiento en todas las épocas, incluso durante la dominación visigoda o la islámica.
Sobre la etimología del topónimo Móstoles, se han formulado numerosas teorías, la mayoría sin base filológica y algunas disparatadas.
Jesús Rodríguez formuló una teoría más consistente, según la cual, el étimo Móstoles provendría de una referencia a la existencia de algún monasterio o basílica cristiana anterior a la dominación islámica.
Esto propiciaba que el núcleo de Móstoles contase con una importante actividad comercial, de la que se exportaban vinos y aceites en abundancia (sobre todo en el siglo XVIII), hortalizas y sobre todo cereales (el concejo mostoleño tenía que surtir de paja, pan y cebada a la Corte, entre otras cosas).
En 1565, y tras varios intentos fallidos, Móstoles consiguió independizarse definitivamente de Toledo, comprando su propia jurisdicción al rey Felipe II.
Producía sobre todo cereales (exportaba pan, cebada y paja a la Corte), aunque sus vinos fueron adquiriendo cada vez más renombre, igual que sus aceites.
Por ello contaba con gran cantidad de equipamientos hosteleros, tales como siete u ocho mesones, varias tabernas, una posada, tres ventas o ventorros... aunque había pocas tiendas (abacería, carnicería, tahona…) en propiedad del concejo (y arrendadas a comerciantes) y la actividad industrial era escasa (artesanos que elaboraban productos básicos para el abastecimiento local).
[6] Móstoles era cabeza del arciprestazgo de Canales, que englobaba 57 pueblos y aldeas.
En el siglo XVIII, la Guerra de Sucesión Española afectó negativamente al pueblo.
La Guerra de la Independencia (1808-1814) dejó el pueblo exhausto, demográfica y económicamente, debido a la paralización de la economía y a las exageradas contribuciones que el pueblo mostoleño tuvo que aportar para la guerra, además de otras aportaciones extras (víveres, paja, cebada, bagajes y transporte) a las tropas que pasaban en el pueblo, que además de vez en cuando causaban altercados y destrozos.
La recuperación posterior fue lenta, pero se vio de nuevo truncada por la Primera Guerra Carlista (1833-1839).
En 1891 fue inaugurada la línea ferroviaria Madrid-Almorox, con una estación en Móstoles y el apeadero de Villaviciosa.
El siglo XX se inició en una época de corrupción política, movimientos obreros, atentados y confusión en general.
La Guerra Civil dejó exhausto Móstoles, con la mitad de los edificios derruidos y una economía maltrecha.