El hirsutismo es el crecimiento de vello terminal en la mujer[1] siguiendo un patrón masculino de distribución,[2] en zonas andrógeno-dependientes: patillas, barbilla, cuello, areolas mamarias, tórax, en áreas inmediatamente superior o inferior al ombligo, así como en muslos y espalda.
Frecuentemente se asocia a acné, calvicie con patrón masculino (alopecia androgénica) e irregularidades menstruales.
Puede producirse por tumores hipotalámicos, adenomas hipofisarios secretores de prolactina, hipotiroidismo psicotropo y otros fármacos como los anticonceptivos orales.
El cuadro clínico comienza a partir de la pubertad, donde se va instaurando un crecimiento anormal del pelo, aumentando el hirsutismo hasta edades avanzadas.
Aunque no se encuentran alteraciones hormonales, existe una incidencia significativamente mayor de defectos menos importantes influidos por los andrógenos, como la alopecia androgenética, ciclos anovulatorios, seborrea, acné y fertilidad reducida.
Las pacientes desarrollan hirsutismo lateral o central, dependiendo del tipo de hormona producida por el tumor.
Los pelos tienden a localizarse en la superficie lateral de la cara y espalda.