Un hierón (griego τὸ ἱερόν, "espacio sagrado", "santuario"; plural, hiera) fue un lugar de culto griego, que originalmente, debido a ciertos sensaciones o efectos producidos por una manifestación de una deidad, era considerado sagrado.
[3] En la época homérica, el culto tenía lugar al aire libre, en el bosque o en torno a un altar.
Con posterioridad, el santuario se desarrollaba como un complejo de edificios para el culto, tendiendo a tomar, el aspecto de un gran recinto, atravesado por una vía sacra, conteniendo diferentes edificios conectados entre sí de diversas maneras (además del templo principal dedicado a la deidad, otros templos, altares, alojamiento para los peregrinos, monumentos, pórticos o templos que albergaban los exvotos ofrecidos por las principales ciudades, thesaurós, encontrándose también los teatros, a menudo, dentro del recinto sagrado.
El templo (naos) era considerado la casa del dios y albergaba su estatua.
Los santuarios urbanos se encontraban en el centro de la ciudad o en la acrópolis.