Hibridoma

Este proceso comienza inyectando a un ratón (u otro mamífero) un antígeno que provoca una respuesta inmunitaria.

Un tipo de glóbulo blanco, el linfocito B, produce anticuerpos que se unen al antígeno inyectado.

El término hibridoma fue acuñado por Leonard Herzenberg durante su año sabático en el laboratorio de César Milstein en 1976-1977.

[5]​ Uno de los principales inconvenientes de la inmunocitoquímica es que sólo se utilizan anticuerpos monoclonales asociados al tumor y no específicos del tumor, por lo que puede producirse cierta reacción cruzada con células normales.

El uso de anticuerpos monoclonales (mAbs) específicos para citoqueratinas puede identificar células tumorales epiteliales individuales diseminadas en la médula ósea.

Esto ayudaría a caracterizar mejor las células tumorales epiteliales individuales diseminadas en pacientes con cáncer de próstata.

Sin embargo, en algunos casos, las células malignas no se ven tan fácilmente o su presencia es demasiado dudosa como para calificarla de informe positivo.

Se utilizaron tres anticuerpos monoclonales (anti-CEA, Ca 1 y HMFG-2) para buscar células malignas.

El análisis inmunocitológico de médula ósea, aspirados tisulares, ganglios linfáticos, etc. con anticuerpos monoclonales seleccionados ayuda a detectar metástasis ocultas.

Los anticuerpos monoclonales aumentan la sensibilidad para detectar incluso pequeñas cantidades de células invasoras o metastásicas.

Los anticuerpos monoclonales (mAbs) específicos para citoqueratinas pueden detectar células tumorales epiteliales individuales diseminadas en la médula ósea.

(1) Inmunización de un ratón
(2) Aislamiento de linfocitos B del bazo
(3) Cultivo de células de mieloma
(4) Fusión de mieloma y células B
(5) Separación de las líneas celulares
(6) Screening de las líneas celulares que producen el anticuerpo adecuado (a) y desecho del resto (b)
(7) Proliferación in vitro (a) or in vivo (b)
(8) Harvesting